lunes, 17 de septiembre de 2007

Receta: La truffade

Este verano, he estado en Auvernia de vacaciones.

Esta región Francesa no debe resultaros muy conocida. Está situada en el centro del país, es montañosa (origen volcánico), aun salvaje (muy rural) y aunque cargada de historia (ruta obligatoria del camino francés), como queda poco a mano, no suele incluirse en los circuitos turísticos tradicionales. Nunca he tropezado un español por ahora por esos lares, únicamente turistas del norte de Europa: holandeses en su mayoría. Porque satisface su deseo de montaña sin tener que bajar hasta los Pirineos.

Mi marido adora esta región: desde pequeño iba de vacaciones a Auvernia y aspira a seguir haciéndolo el resto de su vida (aunque todavía no haya tenido el coraje de confesármelo).
En realidad el parisino masculino tipo sueña con Auvernia! Para ellos es como vivir “La conquista del Oeste” (La parisina tipo la detesta y sueña con la Costa Azul...) (Porque si bien les gustó de pequeñas “La casa de la Pradera”, no aspiran a vivir como Laura Hingels)

Entre los múltiples encantos de esta región está la de ser la cuna de los cinco quesos de los más populares en Francia: Saint-Nectaire, Cantal, Salers, Fourme d´Ambert y Bleu d´Auvergne. También tiene buena reputación su charcutería: jamón de Auvernia y salchichones. Y 2 maravillosas razas de vacas para chuletas y demás: Salers y Aubrac.

Como buena región montañosa y rural, la cocina de Auvernia es todo menos dietética. El queso es uno de los ingredientes de la cocina básica casera. La truffade es su receta más sencilla a base de queso. Contrariamente a lo que su nombre parece indicar no contiene trufas! Se hace con patatas y queso joven y tierno.
Me parece interesante transmitiros esta receta porque además de fácil, original y nutritiva; creo que es realizable en España. Os propongo sustituir el queso de la receta original Tomme fraiche du Cantal por queso tierno graso de vaca, como el de la marca Larsa que se vende en piezas pequeñas.

Ingredientes para 6 personas:

8 patatas medianas (menos de kilo y medio) como las que usamos para la tortilla
400 grs de queso graso de vaca
3 dientes de ajo
sal y pimienta
aceite (o aceite + 100 grs de tocino, si no tenéis problemas de salud)

1.Se pelan y cortan las patatas en rodajas finas.

2. Para los valientes: se corta el tocino en tiras, se fríen en el aceite con los ajos sin pelar. Se retiran ambos y en la grasa se fríen las patatas como para hacer una tortilla de patatas... es decir a fuego muy lento (entre 20 y 30 minutos), sin que lleguen a dorarse pero quedando blanditas. Si les echáis sal a las patatas y si las cubrís, normalmente no podéis fallar esta etapa.

Para los más prudentes: realizar la misma operación en aceite sin los ajos.

3. Cuando las patatas estén listas, retirar un la grasa/aceite sobrantes. Con un tenedor aplastar los ajos picados y las patatas, mezclar. Sazonar con la pimienta. Rehogar de nuevo.

4. Añadir el queso en tacos y mezclar de nuevo. Dejar dorar varios minutos sin remover mientras el queso se funde.
5. Cuando el queso este fundido, aplastar con una espátula la mezcla de revolviendo la masa hasta que sea filamentosa y uniforme.
La truffade esta en su punto!

Normalmente se acompaña con salchichas, pero también esta rica con una buena ensalada.

Que os aproveche!

domingo, 9 de septiembre de 2007

Se va el verano y se van los Salzgurken


IMGP1649, originally uploaded by toxalux.

Esta época veraniega en centroeuropa es tambien la época de los Salzgurken. Digo centroeuropa, y no Alemania o Berlín, porque como en realidad es un plato típico de toda la zona (incluso de los ruso, ya puestos).

No se deben de confundir con los pepinos en vinagre (para los alemanes Gewürzgurken), que nos son mucho más familiares (y seguro que hemos probado más de una vez).

Los Salzgurken son pepinos fermentados. Para hacerlos se ponen los pepinos en salmuera (y tal vez, porque yo no lo he visto, algunas especias o hierbas aromáticas) y luego se dejan fermentar unos cuantos días. Son típicos del verano porque precisamente es por estas fechas cuando se recogen, y porque al no conservarse en vinagre, no se pueden guardar tanto tiempo. Por tanto, en cuanto llegan estas fechas todo el mundo se pone a prepararlos, y a todo el mundo le apetecen. Hay que aprovechar la temporada.

De mis veranos por Alemania o por Hungría siempre tendré muy buen recuerdo de los pepinos fermentados en casa que me ofrecían en las visitas. Hombre en cuanto a sabor, puede que no fuesen espectaculares, pero si me encantaba el detalle de originalidad. ¡Y tenían muchos minerales y vitaminas!