domingo, 12 de noviembre de 2017

Si no puedo ir a Lima, puedo ir a Astrid & Gastón

Una de las grandes cocinas que siempre me atraen es la peruana. Aún no he tenido ocasión de ir a Lima para poder experimentarla de manera directa, pero aquí en Ciudad de México hay una sucursal de su cocinero más famoso. Así que uno puede tomar el metro, y luego pegar un paseo y llegar a Astrid y Gastón.

El restaurante tiene una sala bastante amplia, con gran capacidad. Una terraza para fumadores (y para disfrutar del aire en épocas más cálidas del año), y un salón bastante amplio. La sala es agradable, pero en mi gusto insisten mucho con la música ambiental (música andina y canciones en Español).

Aperitivo

 

Por supuesto un pisco sour. Bueno, muy fiel a la receta clásica.

Entrantes 

 

Teníamos 3 salsas, con diferentes grados de picor. No llego a saber si es tradición peruana lo de tener salsas picantes o es una concesión a la clientela mexicana. La del medio, me pareció la más interesante, tenía un sabor diferente a las que se toman en México
También trajeron una selección de panecillos/bolillos recien hechos en el restaurante con mantequilla aromatizada con una hierba andina. Pero luego ya no volvieron a ofrecerme más pan durante el resto de la comida. Sobre esto algunos restaurantes tienen que aclararse si este pan que ofrecen es un acompañamiento (y en ese caso reponerlo cuando uno lo usa) o tan sólo un aperitivo para que uno se entretenga mientras llegan los platos. (En España y Francia se está trayendo nuevo pan constantemente). 

 

Entrantes: Ceviche y Tiradito

 Tiradito de Hamachi

Ceviche de 5 elementos

Siendo mi primera vez en Astrid & Gastón tiré de clásicos, y de los clásicos tomé las recetas más puristas. En este caso ambos platos no tienen nada de marisco ni ingredientes exóticos. Quería conocer más bien la cocina peruana que probar la capacidad de interpretación del chef.

De los dos platos me quedo con el ceviche. El Tiradito, pensé que estaría más terso, pero lo noté muy blando. Además le notaba poco sabor.

El ceviche si me gustó más: era mucho más picos y la leche de tigre tenía más sabores inusuales. El pescado tambien me gustó más, estaba más firme. No me gustó demasiado el contraste dulce del camote/boniato.

A falta de probar alguna otra versión del tiradito, se me parecen mucho los platos y yo me quedaría más con el ceviche.

Plato fuerte: Chaufa de Mar y Tierra

De los platos fuertes no tuve muy claro. Había muchos platos de pescado, pero dado que había ya tomado pescado en los primeros, quería probar otra cosa. De todo lo que revisé se me hizo interesante esta chaufa. Un poco por probar la cocina chifa, y porque el plato incluía cochinillo (el restaurante es famoso por su cochinillo, pero no me apetecía tomar sólo cochinillo). El plato esta muy bueno. Y es muy saciante. Aunque la verdad, ir a tomar chifa a un restaurante tan prestigioso sea tal vez un poco excesivo.

Postres: causa limeña y pastelito tibio de choclo

Causa limeña
Pastelito tibio de choclo

Yo no dejo de comprobar una y otra vez que los platos de manjar/cajeta/dulce de leche no me gustan. Pero claro, este postre es un clásico peruano, y no podía quedar sin probarlo. Determinadas cosas son muy dulces y empalagosas. Pensé que en el restaurante lo refinarían un poco más, pero al final el sabor del manjar es parecido a cualquier otro. No lo recomendaría.

El pastelito tibio de coclo, es una versión un tanto diferente del tambien mexicano pastel de elote. Está bueno, pero lo destacable del plato es la compota de maiz morado. De hecho me gustaría que en el menú hubiera algún plato en el que el maiz morado fuere preponderante.

Resumen 


Interesante restaurante. No puedo compararlo con el Astrid & Gastón original, pero si bien me gustó, no le vi el destello que se le supone a Gastón Acurio. Eso sí, dado que fui por platos muy clásicos tengo que admitir que no pude ver la parte experimental del cocinero.

Estos platos, un agua mineral y una cerveza me salieron por unos 1500 pesos/60 €.

¿Lo recomendaría? Pues si, aunque con los peros que he comentado. 

Así de repente....

Outra vez pasou. Sabado tarde, e de repente entranme ganas de ir a algún dos resturantes 'top' de Cidade de México... ¿Reserva con 2 horas de antelación? ¿Iso é posible?

O primeiro, ... ¿porque insisto en ter antoxos súbitos cando esto dos restaurantes é mellor planificalo? ¡Porque son así! Ademáis moitas fins de semana estou ocupado en outras cousas ou non sei se poderei ir así que non podo planificar tanto. Pero principalmente, é que entranme ganas no momento de comer algo especial.

Xa case comeza a ser un reto. En vez de dalo por perdido, collo o teléfono e tento chamar a uns cantos restaurantes para ver se teño sitio. Habitualmente non funciona moito, pero desta vez tiven sorte e conseguín mesa. (Outra excepción máis á famosa Lexendaria Mesa Imposible). (Por contra, o restaurante #1 da cidade agora xa só acepta reservas con OpenTable e non había mesa disponible segundo a súa web, así que non foi un 100% de éxito, se non un 50%).

Por un momento pensei que non ía a funcionar, porque coma fora a pasear polo parque, estaba vestido moi trapalleiramente: cuns vaqueiros vellisimos, zapatillas e un forro polar (o complemento máis abrigadiño e menos elegante). Pero ... non houbo problema algún. Deixaronme entrar, e trataronme coma ós demais (ainda que o resto dos comensais estaban coma 1000 veces mellor vestido ca min).

Bueno, pois tiven sorte. Nen é imposible conseguir un bó restaurante un sábado noite, nen fai falla ir tremendamente preparado para o choio.