Que desgracia. Justo estaba saliendo de Londres, cuando descubrí el restaurante al que me hubiera apetecido ir... El St Jonh (son dos restaurantes, by the way).
¿Porque el St. Jonh? Primero, porque se come muy bien. Segundo, porque se centra en la cocina inglesa (que no debe de ser tan mala, solo hace falta mirar las fotos). Y tercero, porque tienen las santas narices de cocinar cosas tan aparentemente desagradables como lengua de cordero, corazón de buey,... Vamos, me parece tremendamente refrescante en una cocina actual que evita todo lo escatológico.
La pena es que no he podido ir mientras estaba de visita en Londres, pero lo bueno es que ahora si tengo una razón para volver a la ciudad.
(El plato de la foto es la típica anguila londinese, típica cuando el Támesis no bajaba todo contaminado)
domingo, 29 de julio de 2007
St. John: hubiera querido ir
viernes, 27 de julio de 2007
III XANTANZA NA ESTACIÓN DE CAMBRE 20070707
Logo de presentacións (incluída a de D. Francisco, o canciño de 9 meses de Miguel), paliques varios e da chegada de todos os comensales collemos camiño cara a Estación. Un traxecto de acceso entre árbores, que ben poderían ser plátanos, foron o mellor entrante: fresco e bucólico.
A campaíña da Estación deunos a benvida cando o reloxo marcaba vinte para as tres.
Había sobre as mesas, un limiar co menú degustación habitual que lía así:
Ao fondo do corredor principal, como toda indicación que se precie, estaba a sala que nos acollería no noso frugal almorzo. Quedamos embelesados ca harmonía da estancia e da presentación da mesa. Éstas parecían talmente un cadro, non só pola forma xeométrica que era tal, senon pola exposición dos materiais, cores e texturas que nelas se apreciaban. Un mantel luminoso, branco, tinguido de ondas laranxas e penachos verdes, que non eran senon pétalos de rosas e pementos pendurados dun arame como centro de mesa.
Comezamos cunha cata de aceites de oliva virxe cunha acidez e aroma fascinantes, “a mollar” conpan de bola e, para gustos, rocialo cunha fina chuvia de triscantes escamas de sal.
A continuación degustamos unhas fresquísimas sardiñas mariñadas , queixo de Arzúa, tomatiño deshidratado e albahaca regado con auga de tomate. Ao meu parecer estaban pouco sustanciosas. Se cadra o tomate era tan intenso que non percibín o sabor do peixiño. Juan Carlos non opinou o mesmo, e qualificounas de xugosas e perfecta fusión co queixo.
A todas estas, non falara dos caldos que acompañaron as viandas:
- Moraimiña apresentounos o novísimo Moraima, un branco delicado, afroitado e de sutís matices non só en boca, pero tamén, e sobretodo en nariz. Os meus parabéns e todos os éxitos, que non dubido lles procurará.
- Pagos del Galir (Rosa Rivero, 2002). Mencía selección… e tan selecto...
Un acerto sen dúbida.
A seguir unha exótica piña colada servida nunha copa de cóctel de trago curto. Para gustos... Hei de recoñecer que o coco non é santo da miña devoción.
¿Tiña pedaciños de mango ou pareceumo a min? Ese si é un dos meus debezos: o mango, a manga, o mamão...
E para finalizar a quenda de cousas doces: milfollas de chocolate e laranxa con xeado de chocolate. Un finísimo e estraladizo follado cuberto e impregnado con cacao de extraordinaria calidade, salpicado –a conciencia- con areiñas de sal, preenchido cunha untuosa crema de laranxa e pel de limón finamente relada, acompañada de xeado de chocolate cun nevado de caramelo e pedaciños de semente de cacao. De ser iso todo sería un prato insuperable, pero co delicado toque da folla de herbaluisa (non hai aroma igualable á sua fragancia “alimoada”) acada unha categoría digna de Deuses. Un 10.
Señores, isto foi todo o que deu de si a III Xantanza vista desde a miña óptica de primeiriza e profana nestes menesteres. Unha fermosa experiencia sensorial que con gusto repetiría... e espero recuncar na IV.
miércoles, 25 de julio de 2007
En el Chinatown de Londres: Four Seasons
¿Nunca os ha mosqueado el estar en un restaurante chino y ver que los chinos comen diferente comida a vosotros? ¿No mosquea ver que en el restaurante tienen un menú en chino que no se parece en nada al otro? Siempre tengo la extraña sensación que la cocina China que conozco no es suficientemente auténtica.
Por eso, voy a dar la pista del Four Seasons en el Chinatown de Londres. Lo elegimos por dos criterios importantes: tenían pato laqueado colgado en la puerta, y los clientes eran casi todos chinos.
Y no anduvimos nada equivocado. El pato laqueado estaba muy bueno, y los platos que tomamos eran identicos a las chicas de Hong Kong que estaban comiendo a nuestro lado. (Casualidad). Las chicas además de alabarnos por nuestra selección de menu (que hicimos completamente al azar) nos dieron un cursillo de como utilizar palillos.
(Lo que más me gustó fueron los platos de verdurita salteada, como los de la foto...)
martes, 24 de julio de 2007
"Restaurant Bar & Grill": bieeeeeen
Pero aún así acabamos acudiendo allí, y mereció la pena tomarse el riesgo. Y no dejo de ser una aventura nuestra visita al local. Fue una combinación de casualidades: que el Albert Shed estuviese lleno (Yippi, porque a mi no me gusta mucho), que yo me acordase del nombre del "Restaurant Bar & Grill" porque me parecía tan absurdo, que el taxista supiese donde estaba (porque nosotros no), que el taxista nos asegurara que era de lo mejor que podiamos ir (no estabamos tan seguros) y que finalmente nos dijesen cual era la puerta correcta (el restaurante no tiene nombre en la entrada) porque nosotros ibamos a un panasiatico que había al lado...
Dejemonos de antecedentes y vayamos a la cena...
El local de diseño moderno y decorado con clientes modernos (para mi resta puntos), pero de servicio muy rápido, atento y profesional (suma puntos). La carta, de cocina de fusión. Algunos toques asiaticos, unas pinceladas francesas por allí, otras italianas, y algún souvenir español.
Nuestra elección: rollitos de pato laqueado (buenisimos, para dar cierto lustre a un plato tan vulgarizado como los rollitos chinos), paté de pato y higadillos de pollo (valientes al admitir que no era todo pato, y no estaba mal - desde el punto de vista de un no apasionado de los untados), y (sacado de la carta de postres, pero nos apetecía al principio) una selección de quesos de la región (azul, chedar maduro y queso de cabra) (uno de los grandes descubrimientos de mi visita a Inglaterra es la cantidad y calidad de quesos artesanales del noroeste de Inglaterra).
Y de plato principal pescado: lubina a la plancha (impresionado del punto que le dieron), lubina tandoori (del que desconfiabamos por extraño, pero resultó ser una combinación excelente de especias y sabor de pescado, tambien a la plancha) y atún a la plancha con ratauille (bueno el atún y las verduras). A destacar del restaurante: 4 plato de pescados, y ninguno con salsa de nata. ¡Aleluya! El punto del pescado a la plancha muy bueno (ni me parece fácil, ni los britanicos suelen tener mucho arte en ello).
Todo esto regado con un rosado de Côtes de Rhone y (asombrense) un Albariño (que no he visto en otro restaurante).
En resument, no especialmente barato, buena mano en cuanto a pescado, preparaciones ligeras y vocación moderna. De hecho lo voy a recomendar para quien caiga por Manchester.
jueves, 19 de julio de 2007
River Restaurant Manchester: 'Poshy' y con caracoles
En mi visita al River Restaurant (Mapa) no tuve muchas posibilidades porque al ser un grupo, nos obligaron a escojer de un menú super reducido (no teníamos acceso a toda la carta). Mi elección fue:
- Crab cake. Nunca me parece una buena elección el pedir marisco desmigado. El plato era eso, algún tipo de marisco mezclado con verduritas y arroz. Lo más fascinante del plato era la tostada que parecía pasada por una mandolina.
- Pork Chop, Yorkshire pudding. No podía evitar escogerlo: era típico inglés. Y aquí tuve una sorpresa, porque me esperaba un plato sencillo y contundente. El plato resultó ser delicado (todo lo que se puede hacer delicado una chuleta de cerdo), con una presentación muy brillante, y sobre todo, el pudding era muy suavecillo. Me gustó, me gustó.
- Selection of local cheeses with sweet mustard relish. No soy de postres, así que encantado que hubiera la opción de quesos locales. Había varios quesos azules, y unos cuantos quesos curados. Grandioso descubrimiento de los quesos artesanales ingleses. Estan muy buenos.

Todo el menú regado con un Chablis Grand Cru y un Rioja Reserva.
La primera anecdota de la cena. Del apertivo nos habíamos traido unas copas de vino tinto de origen desconocido y variedad que no recordamos. Se nos ocurrió la comparación entre el vino bastardo y el aristocrático Rioja. Mientras que el vino desconocido tenía una tremenda variedad de aromas(sobre todo uno muy fuerte de canela), el Rioja apenas nada. Supongo que lo que da la madera, lo quita tambien. Voy a estar yo por preferir vinos jóvenes: mucho más exitantes.
La segunda anecdota me dejo un poco perplejo. Uno de los platos de carne (chuletón con puré de patatas), llevaba caracoles. ¿Un menú inglés ofreciendo caracoles? Una decisión arriesgada del cocinero. Dudo que a los ingleses les gusten, y de hecho ni siguiera los españoles les apetecieron (el que más comió fui yo, que había pedido el otro plato...). En vez de prepararlos en su concha venían fritos y sueltos. Esteticamente un poco desgradables. Me pregunto que opinará la gente de este plato...
En resumen, caro, muy caro, pero al menos un poco diferente (la materia, de primera, con esos precios).
martes, 17 de julio de 2007
Estrella Galicia en Londres
Galicia Restaurant
323 Portobello Rd
London, W10 5SY
(mapa)
Una pausa para el te
Ahí va una pequeña tradición de Londres (desde los años 70 segun parece): la Taxi Hut. Son pequeñas (el tamaño esta regulado, y no pueden ser más grandes) cabañitas donde los taxistas pueden tomar te y comer desayunos grasientos. Lo interesante del caso, es que las pocas que hay son monumentos protegidos. Para los que turisteen en Londres, ya saben lo que son. (Y si consigues que te dejen echar un ojo dentro puede ser interesante ver lo claustofóbico que son y la cantidad de gente que entra dentro).
jueves, 12 de julio de 2007
Croisants

Según comenta la historia (y no se yo si será cierto), los croissants se originaron en Viena despues de evitar la visita de los turcos (y por eso tienen forma de media luna). Entonces un poco más Danubio abajo, en Hungría, estos cuernos que se toman con el café deberían ser descendientes de estos croissants. Aunque la verdad es que no se parecen (ni en la masa, ni en el aspecto) a los cruasans que conocemos. En este caso estaban rellenos de semilla de amapola (el de la foto) o de nueces.

lunes, 9 de julio de 2007
¿A qué sabe Vigo?
Hoy he recordado uno de los muchos sabores de Vigo, el bocadillo de jamón asado que ponen en “Mesón del Jamón”, zona de Vinos. Uno no piensa encontrarse con las mismas mesas, la misma carta, la misma cara tras la barra, el mismo sabor; la única diferencia era el pan, pues no tenían bollas. Hace por lo menos, 7 años que no pasaba por allí, ver que aquello no cambió me hizo sentir que yo tampoco lo había hecho. O tal vez sea como el póster del Celta, que va cambiando cada año con la nueva plantilla, pero las camisetas siguen teniendo el color del cielo, la publicidad de Citroën y el mismo escudo.
Allí al lado, otro recuerdo; “O ovo”. Un serán de estes tendré que pasar a recordar otro sabor, el del huevo cocido con pimentón espolvoreado y licor de pasas venido de Málaga en los bidones que todavía siguen almacenando al lado de la ventana. Con suerte, seguirá sonando la misma cinta, aquella de los éxitos del 94, con el Saturday Night de "Whigfield" en el mismo radio-casette auto-reversible. Y yo tendré que pedir perdón por haberme olvidado, otro día más, la cinta que les prometí.
También tengo pendiente ir a “Lareca” en busca de mi bocadillo favorito, el de panceta, queso y huevo frito; en su defecto, buscaré la hamburguesa con bacon de “Rin-Ran”, la primera cosa que comí de cafetería (como dice mi madre).
Es mejor no desaprovechar la más mínima ocasión de saborear Vigo mientras uno puede, porque algunos sabores, se van perdiendo, como la empanadilla de mejillones que vendían en “La maravillosa”, una panadería que ya cerró, porque Vigo sabe mucho más que a mar.
Oam Thong

Como llevo unos cuantos días algo deprimidillo, me decidí reanimarme soltando unas cuantas endorfinas, y nada mejor que un poco de picante comida Thailandesa para endorfinarse uno. Así que me acercé por el Oam Tong, que esta muy cerca de mi casa. Por varias razones: me lo ha recomendado una visitante, tiene fama de ser muy picante, y tengo ganas de conocer un restaurante decente en Madrid.
Mi opinión sobre el restaurante va a ser muy limitada, porque tome algo que llaman menú urbano (una especie de menú del día abundante, que se puede comer sólo durante semana al mediodía). Bien de precio pero la selección era muy limitada, y no muy endorfinante (sólo había un plato con una estrella de picante - lo más bajo).
No comí mal, pero sigo sin estar satisfecho de la comida tailandesa en Madrid. En el caso del Oam Tong, no se si será más auténtica, pero algún plato me pareció demasiado pesado en el sabor (la salsa del pollo con anacardos y las gambas con tamarindo). Pero como tampoco he estado nunca en Tailandia, mejor no digo que no sea el verdadero.
En cuanto a mis necesidades de endorfinas, no estuvo mal de todo. Aunque las gambas con tamarindo sólo tenían una estrella (picante suave), picaban bastante. Lo cual da que pensar de los platos que tienen 3 estrellas. Puede que si que me merezca una nueva visita....
Higado de oca

Gracias a esto, he tenido la oportunidad de un momento memorable. El plato era un hígado en salsa de Tokaj, con un ravioli de requesón. Excelente. Lo maravilloso que tiene el hígado de oca al natural es que tiene una textura suave y cremosa (el foie gras es mucho más denso y compacto). Es una textura muy agradable a la boca, y el sabor es suave y ligero.
Estoy por sugerir que se siga extendiendo la prohibición de cebar a las ocas, y que más restaurantes se animen a hacer platos con el otro hígado. Yayo Daporta sí nos preparó este higado en la I Xantanza. Pero no me gustó tanto la textura. A Yayo le quedó un poquitín blandito de más. El que he probado en Hungría era de impresión.
martes, 3 de julio de 2007
El Mundi
Metro: Noviciado, Plaza de España
Localización: Google Maps
Un experto tapero tiene que manejar más recursos que los sitios típicos, que en la zona de Noviciado serían La Taberna del Mozárabe, El Chorrillo y tal. ¿Por qué? Pues porque hay días en que todos los locales famosos están llenos y hay que improvisar.
El Mundi es un sitio perfecto para improvisar. Es un bar riojano algo apartado de la zona más "de tapeo" de Noviciado pero es tranquilo (en el sentido de que no está lleno de gente hasta la bandera), está limpio y ofrece la seguridad de que con cada caña va a caer una tapa. Lo dicho, uno de esos sitios que te salvan el día.
La Aguja
Dirección: Calle Ave María nº 25
Metro: Lavapiés, Antón Martín
Localización: Google Maps
Llegué a La Aguja casi por casualidad, buscando un sitio donde cenar en la zona de Lavapiés evitando el ajetreo del Melo's (del que prometo hablar otro día). La Aguja es un bar con una entrada pequeña y un poco escondida que da acceso a un local amplio, diáfano y con bastantes mesas ambientado con música rock & roll de los años 60 y 70. El local sólo tiene un punto en contra, y es que la barra es pequeña y está siempre llena de gente pidiendo cañas y raciones.
Cada caña (cerveza Mahou) viene acompañada de unos canapés preparados en el momento, escasos pero bastante sabrosos. La carta era económica y variada, así que decidimos quedarnos allí a cenar: todo un descubrimiento. Las tostas están de cine, grandes y muy sabrosas, y el revuelto de setas con brie que pedimos era espectacular. En resumen, un sitio del que no había escuchado hablar pero en el que seguro que repetiré.
La taberna mozárabe
Metro: Noviciado, Plaza de España
Localización: Google Maps
La taberna mozárabe es un sitio pequeño pero acogedor, con una decoración bastante cuidada para la zona en la que está y un ambiente bastante tranquilo gracias a que no tiene televisión y a que prácticamente toda la superficie del bar está ocupada con mesas, lo que impide que se llene de gente.
Pero en realidad lo que nos hizo acercanos a la Taberna Mozárabe es su fama de ser uno de los mejores sitios de tapeo "por la cara" de Madrid. Pedimos la primera caña (cerveza Mahou) y nos pusieron unas tostaditas con foie casero que estaban buenas pero que, sinceramente, nos parecieron algo pobres. La segunda ronda, sin embargo, vino acompañada por unos pinchos de tortilla abundantes y bastante sabrosos... así que nos quedamos con la idea de que el Mozárabe es un sitio recomendable pero muy especialmente cuando se va con la idea de tomar varias rondas en el mismo local, porque las tapas van mejorando.
Como nota curiosa, mientras estábamos allí el dueño se decidió a pinchar música polifónica... la primera vez que escucho eso en un local.