Para unos lo importantes son las estrellas (de la Guía Roja Michelín), pero a mi me basta con esos hombrecillos colorados (los Bib Gourmand, restaurantes de comida de calidad a menos de 35€, según prometen los de Michelin). Y pasando por Chaves (Portugal) hay un par de ellos.
Nuestra intención inicial era almorzar en A Talha, pero os recomendamos que os fijeis bien en el mapa, intentar llegar a el es un poco complejo. Nosotros abandonamos y fuimos a comer al Carvalho, que está mucho más centrico, y de hecho es facilísmo de encontrar. Lo reconocereis fácil, por su decoración exterior aparente. Y el interior tambien muy cuidadoso, cosa a la que no estoy acostumbrado en los restaurantes portugueses que frecuento, pero se agradece. Ya sólo viendo el resto de los comensales da la sensación que has acertado y que vas a comer bien.
De primero, róbalo salvaje a la parilla con verduras. Utilizo la palabra róbalo, porque parece ser el nombre que le dan los portugueses a la lubina. Lubina salvaje... ¿no empieza a sonar esto demasiado inusual? Tal vez no debería. Muy buena, merece la pena. Ligeramente adobada a las finas hierbas, muy en su punto en cuanto a la brasa. Nosotros pertenecemos a este tipo de personas que opina que el pescado como mejor se le acompaña es con patatas cocidas (malos vicios que tenemos los gallegos). Esta estaba acompañada con una patatita cocida y un repollete cocido en su punto. Señores y señoras, he aquí un ejemplo perfecto de la sana dieta atlántica.
El segundo plato como el anterior, escogido por el señor Pepe Gandarela. Ya se que se parece mucho al primer plato, pero para nada importa, visto la mano que tiene la cocina con las verduras y las patatas. Esta vez, las patatas cocidas dieron una vueltecilla en la parrilla antes de llegar a la mesa (me gusta la idea), y lo verde eran judias con jamón. Acompañaban al lominho (lomo de cerdo) al ajillo. Muy bueno. Tal vez un poco salado....
Y de postre, monsieur se tomó un bizcocho de nueces, con un aroma muy fuerte a ron, pero que a mi me encanta. Muy sabroso.
El postre como todos los demás platos, muy sencillo, pero se come muy bien en el Carvalho. Como se habitúa en los restaurantes portugueses, con un plato comen dos. Los precios, equivalentes a un restaurante español. Con un poco de matemáticas podeis juzgar vosotros mismos. Nosotros dos, nos metimos 2 platos principales, postre, y poco más salimos rodando, sin poder acercarnos a los 35€ que mencionan los de Michelin (que serán por persona ¿no?). No me gustaría mencionar que apenas sabemos como esta la bodega del restaurante, porque nos limitamos a probar el blanco y el tinto de la casa (en garrafas de medio litro). El blanco bueno, y el tinto... sorprendentemente equilibrado, afrutado y de muy buen beber... no paseis la oportunidad de probarlo.
1 comentario:
Siempre que voy a Chaves como en el Carvalho. No obstante creo que su oferta está anquilosándose un poco y que en algunos casos las carnes no dan la talla.
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