sábado, 11 de abril de 2009

Chez Paul (XIII)

Tan cerca y tan lejos: Si bien tenemos tantas cosas en común, para mi, el comer en Francia me sigue pareciendo bastante diferente a hacerlo en España. En pequeños detalles, claro está. Por ejemplo, me sorprende un poco que la mayoría de los restaurantes no abran el fin de semana: el domingo muy pocos, pero el sábado tampoco muchos (al menos en el barrio donde vive mi familia el XIV y el XIII).

Así que no se me ocurrió idea más peregrina que ir a celebrar mi cumpleaños un domingo por la noche: misión bastante díficil. Para ver si había suerte nos acercamos por la Butte Aux Cailles (la colina de las perdices), que es la pequeña zona bohemia y de restaurantes donde se juntan los vecinos del barrio XIII. Por cierto aprovecho para recomendar una visita por la tarde a esta parte de París. Me imagino que la gente ya tiene suficientes atracciones para visitar en París, pero para poder tomarse unas copas o cenar por un precio no exagerado, creo que merece alejarse un poco de las trampas turísticas habituales. La Butte Aux Cailles es una zona hecha para parisinos, con lo que creo que puede tener un interés en la visita. 

Tampoco había demasiados restaurantes abiertos en la Butte,  y alguno de los pocos abiertos estaba lleno a reventar de parisinos que no les apetecía cenar en casa, pero por contra había sitio de sobra en el Chez Paul. Y a mi me dió buena espina así que escogí este. Este es otro restaurante diferente que el Chez Paul de la zona de Bastilla. Aunque sea un poco confuso, sospecho que no hay ninguna relación entre los dos restaurantes (tanta coincidencia de nombre hacía pensar en que esto ya fuese una medio franquicia). 

Porque de estas casualidades en la vida, habiendo tantos restaurantes en París, y quedando tantos por visitar, he comido en los dos Chez Paul. Hace unos 6 o 7 años estaba tremendamente de moda entre los parisinos la zona de Bastilla. Esa zona y el retorno a los bistrot tradicionales. Y en aquella época, Chez Paul  (el de Bastilla) estaba muy en boga. Tanto que a pesar de tener reservado tuvimos que esperar una hora. Si bien ahora con el tiempo me parece un poco excesivo toda aquella locura de pasar apreturas y esperas para comer una Andouillette, una costilla de buey a la saltuétano de hueso a la parrilla (hehe, siguen teniendo estos mismos platos en el menú). Pero la verdad es que aquel día cenamos de maravilla y todos estos platos (aun muy sencillos) nos supieron de gloria (de hecho creo que aquella costilla de buey era de lo mas tierno y sabroso que he comido). 

Cielos, que no entro en materia. A ver, pues voy a hablar del Chez Paul de Butte Aux Cailles. Esa noche tuvimos una cena bastante contundente al más puro estilo bistrot. Porque sin conocerlo demasiado a fondo, estoy descubriendo que a los franceses, cuando van a un bistrot les apetece tomar comida fuerte y grasa (y si es casquería mejor que mejor): gras double (tripa),  andouillette (tripa en tripa), estofado de lengua de buey,... Me gusta que los franceses no se anden con chiquitas. 

Nuestro menú fue un poco más comedido (no había andouillette) pero sólo un poco. Consistió en: cochinadas  (oreja, morro y uña de cerdo en salsa de vino), rollo de cochinillo con salvia, pot-au-feu  (ese primo del cocido español que no lleva cerdo ni legumbres ni repollo ¿en que se parece entonces? ¡En el concepto!) y un codillo de cerdo con lentejas.
Cochoneries: oreja, uña y morro de cerdo gisadas en vinoCochonet au sauge: cochinillo asado en rollo con hojas de salvia y puré de patatas
Clásico Pot-Au-Feu: cocido de carne de buey con patatas, zanahoria y puerroJarrete (codillo) de cerdo con lentejas
Todo creo que estuvo muy bueno (incluyendo el puré de patata - que dicen que es muy bueno en este restaurante), pero destacaría sobre todo el cochinillo con salvia y el codillo con lentejas. No tuvimos que esperar mucho en que llegaran los platos (20 minutos o así, que tampoco es mucho teniendo en cuenta que eran gisos) y estaban todos en su punto. 

Estos 5 platos (además de estos cuatro fotografiados tomamos una ración de foie gras natural muy bueno) y una botella de cahors (apropiado para acompañar este tipo de comida) nos salieron por unos 24€, que no me pareció un precio nada exagerado (teniendo en cuenta que estabamos en París). Así que recomiendo el restaurante si alguien tiene curiosidad en cocina tradicional francesa (con toques del sud-este, de la región del Franco-Condado).

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