domingo, 24 de octubre de 2010

Tsukiji

Un video de la visita de Anton Ego (François Simon) a la archifamosa lonja de Tsukiji:
No tiene nada de especial, hay toneladas de videos en Youtube de Tsukiji (debe estar lleno de turistas). Pero este vídeo me recordó a mi visita a Tsukiji.

Porque yo estuve en Japón en el año 2001 (¡cuanto tiempo!) y también hice una visita a Tsukiji, con un comienzo muy parecido al de este vídeo. Nosotros también llegamos en un taxi, acabando en medio de un pequeño atasco de camiones y furgonetas de reparto. Pero yo no tengo ninguna imagen de aquella visita, sólo tenía una cámara cutre de carrete y ni siquiera la llevé conmigo a la visita.

La diferencia es que nosotros llegamos aún de noche, a las 6:00 de la mañana, y que nosotros veníamos de pasar la noche en Roppongi borrachos y arruinados (cosa habitual si se te ocurre salir de copas por el centro de Tokio - y más aún si se dedicas a tomar bebida de importación: será la única vez de mi vida que me habré tomado whiskys a unos 20€ ¡y dosificados!). ¿Que mejor que acabar la noche y recuperarse un poco paseando por el mercado?

La imagen que llevo del mercado es: caballa. Yo iba con la idea, que siendo el océano Pacífico, habría pescado muy diferente que en casa. Pero no tanto. Había caballa por todos lados. Kilómetros y kilómetros de caballa. No se si sería la temporada de este pescado (fui en Noviembre), o que como pasa en España es un pescado muy abundante. Pero estaba por todos lados, en cantidades industriales. Deduzco que es lo que alimenta a la población de Japón. Los otros peces deben ser ya un lujo o un capricho.

Si que había otros pescados y mucho más exóticos, como se ve en el vídeo. Hay una zona (más pequeña eso sí) donde se encuentran marisco, moluscos y peces vivos. Y por supuesto, está la sección donde se vende y compra el atún. Especialmente los enormes atunes rojos que llegan congelados.

Porque otro pequeño mito es que se habla de los atunes que viajan vivos desde Cadiz a Tokio, pero no son muchos. La mayoría de los atunes (y eran muchos) estaban congelados. Así que si, que incluso en Japón hay sushi que se hace con pescado congelado. (De todas formas antes de que nadie se me eche encima, aquí va un vídeo de como preparan un enorme atún crudo en el mercado).

Lo que si fue diferente en mi viaje fue nuestra comida. Al contrario que François Simon (y me permito chulear) es que yo comí sushi dentro del propio mercado. No hace falta esperar a las 11 a que abran los restaurantes de los alrededores. Dentro de la lonja, entre los diferentes almacenes y edificios, hay pequeñas cantinas que están sirviendo comida desde la madrugada. Porque los trabajadores, estibadores, negociantes y demás que llevan despiertos desde las 4 o 5 de la mañana, tienen que tomarse un desayuno fuerte. Y que mejor desayuno que pescado.

Ahí tuve la suerte de estar acompañado por un gallego que hablaba japonés, porque en estos sitios, ni hay menú, ni están indicados ni nada. Hubo que ir preguntando, y luego encargar el plato. Que no tiene mucha historia como pedido, encargas una docena, y te pones en la barra a esperar. En la barra: ni plato ni nada. La comida se servía en la propia barra del garito, luego de que pasaran un paño húmedo para limpiar. Y se comía con las manos.

Seguramente sea el mejor sushi que haya comido nunca, y vaya a comer nunca. El pescado estaba aún apenas muerto, con carne templada. Fueron 12 tipos diferentes de sushi, que el cocinero iba repartiendo entre todos los que estábamos en la barra.

Y así, entre estibadores con sus botas de agua, y regado con una cerveza de lata, terminó mi visita al mercado de Tsukiji.

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