domingo, 8 de febrero de 2015

Visitando cafetales en Veracruz (Xico)

Como más o menos se puede ver en alguno de mis posts, me ha dado mucho por el café. En parte porque al vivir en México, puedo consumir café kilómetro 0. O casi.

Este nuevo café que estoy tomando ahora lo compré en el propio lugar que se produce:


Esta es el mostrador de la Cafetalera Texolo en Xico. Si, cafetalera, porque como cafetería es donde se toma café, pues cafetalera es el nombre para la empresa que produce y tuesta café. La verdad es que caí en la trampa de la decoración retro, pero bueno, cuando el propietario me molió unos granos para que pudiera oler el aroma me di cuenta que podría ser buena selección.

Y dicho y hecho, me molió un cuarto de quilo de café en el momento, me lo envasó al vacío y me regaló un limón (sin relación aparente, pero el señor tenía una caja de limones de su huerta y me dió uno).

Y aquí he tenido ocasión de probar el café veracruzano de altura.
 Lo primero, al comprar directamente al productor el precio fue bastante económico (menos de la mitad que me cuesta en Ciudad de México el café que compro).

En cuanto a su sabor... es muy diferente de los otros dos cafés mexicanos de los que he hablado antes. Esos otros dos son muy exuberantes (aromas a frutas, sabores melosos, gustos complejos).

El café de Xico es mucho más simple o con menos aromas inusuales. Tiene poco aroma, y el aroma es principalmente lo que calificaríamos como café. Pero no el típico café de tueste intenso y tostado, si no más suave. Así de inicio parece una decepción...


Pero otra cosa es ya el probarlo. Su gusto es muy, muy agradable. Me gusta mucho. No es nada ácido. Asombroso. Es suave y agradable de tomar, pero mantiene un sabor muy, muy a café. Sobre todo, deja un gusto al terminar muy gustoso. 

Como digo, a pesar de que es como muy simple, lo cierto es que es un café que te gana taza a taza. Y el regusto que te deja es triunfal. Es un café de diario (un muy buen café de diario). 

Además de comprar café la visita a Xico me sirvió para echar un ojo a como son los cafetales. Y me sorprendieron muchísimo. 

Sera cosa de los anuncios de Juan Valdés y de Saimaza, pero uno se imagina los cafetales de superficies enormes descubiertas con plantas de café recortadas como si fuesen setos .... 



Pero por contra me encuentro esto:






La verdad parece todo monte, y no muy bien cuidado. Las plantas son más o menos altas, pero no de tronco grueso (raices grandes eso sí, es como si las podasen casi al completo y las dejasen crecer desde 0 cada pocos años).  Despues de verlos, si aseguran que se trata de café orgánico, lo creo. Despues de ver que están todos rodeados de hierbajos y otras plantas, evidentemente no se usan pesticidas ni nada.

Lo más llamativo de todo es que todos los cafetales están llenos de bananos creciendo. De hecho por momento no sabes muy bien si estás viendo un cafetal o un campo de cultivo de bananas. ¿Porque cultivan los bananos junto con el café? Pues según me explicaron los locales, el café necesita mucho nitrógeno y agota el terreno. Los bananos (como las leguminosas) retienen nitrogeno al suelo. Además le dan sombra al café.

Así con esta combinación tan ingeniosa de café y bananos, ahí en Veracruz cultivan café. 

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