Con el recuerdo aún vivo de la jornada de ayer en Pontevedra y Poio, voy a relatar y ilustrar lo sucedido para dar (sana) envidia a los que no han podido asistir a la II (Blogo)Xantanza. Lo mejor del día fue la compañía (incluyendo la de Pepe Solla), el compartir una comida sublime, realzada por el vino.
Voy a ir a hablar de lo que más me gusta: comer, beber y disfrutar. En recuerdo a Elena Salgado, que esta semana ha estado hablando mucho de vino, voy a titular el relato con los vinos que fueron acompañando la comida.
Fefiñanes 05
La espera, si es breve es buena. Pero con unos aperitivos como los que nos dieron la bienvenida en Solla, aún es mejor. No nos apuramos nada. Miento, nos apuramos a terminar los berberechos antes de que enfriasen. Los berberechos al minuto duraron eso, apenas un minuto. No hace falta que diga que estaban tremendos. Otro hurra debería ir a la empanada. No importa que sea muy obvio servir una empanada en Galicia, porque es un plato fantástico, y fantástica estaba esta empanada. (Con verguenza tengo que admitir que no supe identificar que era el compango). Aunque muy sencillos, merito de ofebre el preparar los pinchos de microtomate con queso.
El Pazo Fefiñanes del 2005 estaba tremendo en el 2007. A mi me trajo recuerdos (a lo mejor la comparación no debería hacerla, porque no tienen nada que ver) de cualquier excelente blanc de blancs de Champagne, por el cuerpo. Perfecto para acompañar los frutos del mar, que vinieron a continuación:
El ajillo de la gamba era muy sutil como tambien la cocción, plena de sabor de mar. De la montañana, las setas con su carne firme y sabrosa. En cuanto a la ostra, ya se conoce que nunca he sido un apasionado de ellas, pero las Xantanzas me han hecho un converso. Que sabor tan delicioso consigue Pepe con el escabeche (tambien muy comedido, respetando el sabor marino). ¡Chapeau!
Que bien le sienta a la vieira un poco de plancha (ni a una camisa italiana le sentaría mejor). Tampoco le hacía mala compañía el consomé (que nos traia recuerdos asiaticos).
El bogavante en si mismo nos dejó ensimismados. Visualmente atractivo, la carne tersa del bogavante, la sopa de si mismo y los fideos finísimos.
As Sortes 2004
El vino cambió para prepararnos a los nuevos sabores que vendrían. Y como queriendo aclarar mi incredulidad sobre la madera, un muy buen vino con una relación breve pero intensa con el roble: As Sortes 2004. Ya estabamos listos para atacar una famosa obra del artista:
Había leido, me había recreado en fotos, y por fin podía probar el huevo. Una textura muy especial, un sabor pleno (yo personalmente agradecí que no llevase mucha trufa). Riquisimo.
¿Pámpano? Tuvimos que preguntarle al cocinero porque la verdad es que ninguno conocíamos el pescado. Como nos explicó era de carne blanca, pero con un cierto sabor de pez de roca. Gran descubrimiento de pescado, muy bien preparado, una delicia. La sorpresa era contraponerlo a la acidez del grelo (a lo mejor demasiado ácido para mi gusto) y el sabor fuerte y rotundo del caldo de cocido (gallego). Que desconcierto, y que idea tan original. De todas formas he de admitir que evité mezclar el pescado con el grelo. No estoy acostumbrado a tomar ni grelos ni nabizas tan ácidos. De hecho pienso que se podría evitar. Eso sí, el pescado me gustó mucho. Y el caldo era un contraste muy llamativo, y no tan estridente como pensaba.
Lalama 2002
Menuda batida la que estabamos dando a todas las posibilidades de vino en Galicia. Ahora, con total atrevimiento, ¡un tinto gallego! Nunca hubiese esperado yo demasiado bueno de un tinto hecho en Galicia, pero... ¡oplá!: el Lalama 2002 es toda una sorpresa. Una sorpresa muy agradable. Un vino con muy buen cuerpo, aterciopelado y nada ácido.
Es que el plato se merecía un vino tan peculiar. En una buena enchenta gallega, no podía faltar un poco de churrasco. El churrasco sublimado. Muchas horas estuvo (el cocinero nos reveló el secreto) la carne haciendose al vacío, sin perder sus jugos y volviendose tiernísima. Carne excelente de cerdo iberico. ¡Que gustazo! Y casi me había olvidado, pero el plato estaba acompañado de unos crujientes tirabeques, que redondean la maravilla.
Brunheda 2000
Que alguno de los otros comensales me corrija, pero fue la sorpresa de la comida. Nos dejó a todos engatusado. Ni por la botella, ni por la copa en que la servimos hubiesemos esperado que se tratase de un vino dulce, con múchísimo cuerpo, pero sin ningún sabor licoroso. Siempre me he sentido desconcertado ante que acompañar con los postres, y este vino parece ser perfecto para el cometido: Brunheda Reserva 2000 (Puede que sea este vino u otro de la bodega Brunheda).
Fresas acompañadas de una suave espuma con aromas a coco. ¡¡Pena de los que no les gusta el coco!!
Voy a apropiarme del título de un cuadro famoso: Esto no es una tarta de manzana. Para los apasionados de la manzana (yo lo soy) este postre es un regalo increible.
El nombre perfecto para este plato sería: leche, cacao, avellanas y... ¡...!. Espera, que he adelantado la sorpresa. Porque lo fantástico del platoes que comenzabas a disfrutar, primero el helado de nata (creo que era), luego el praliné de avellanas, y cuando llegabas al fondo, ¡voilà! ...... Un éxito de postre. Mi postre preferido de la comida. (Finalmente he decidido no decir cual es la sorpresa, para que podais daros el mismo gustazo de quedar sorprendidos cuando vayais por Casa Solla).
Que verguenza, que buen aspecto que tenían las milojas, pero yo al intentar partirlas con el tenedor, las aplasté todas y ya no fue lo mismo. Por mi culpa, por mi culpa....
Que gustazo para los golosos, la traca final. El toffe lo que más me gustó.
Ahora para terminar, una alabanza al cocinero. No sólo nos presentó una maravilla de platos, dejandonos estupefactos con sus habilidades. Aparte como he destacado en este comentario, se encargó de sugerir los perfectos maridajes entre el vino y sus platos. Para mi es un detallazo. Siempre que voy a comer me encuentro con el problema de que (aparte de que no se demasiado de vinos) que me siento perdido ante que vino escoger. Ya no es escojer el mejor vino o el peor, si no saber que vino es adecuado. Cuando repites mesa, es más fácil acertar, pero la primera vez estás perdidísimo... Y con el consejo tan bueno de Pepe, sus platos han lucido de manera especial. Y en general, Casa Solla se puede sentir orgulloso del trato que dan a todos sus clientes, hacen que todo sea un placer: la comida, el recibimiento. Muchas gracias por esta maravillosa tarde.
Y tambien encantado estoy de haber podido pasar la tarde con todos los demás participantes de la Xantanza: Fini, Ramom, Catuxa, Manolo, Sole, Alejandro, Isabel, Salomé, Óscar, Miguel, César, Chus, Jorge, Maica, Leandro y Xesús.
La xantanza desde otros puntos de vista:
Cocinalia, Capítulo 0 (bis), Pantagruel, Supongo, De Pinchos, Another Cow in the Corn, Colineta, Gourmet de Provincias (bis), Gueiko.
4 comentarios:
Como te pusiste majetón! q envidia!
Un lujo por lo que nos sirvieron, por como nos trataron y por poder comaprtir la mesa con tanto blogogastrónomo.
Excelente crónica.
Ni que decir tiene que fue una jornada gastronómicamente perfecta. Compartir una comida así con gente a la que le apasiona comer, es un lujo. Y la cosa promete continuar... Coincido contigo en que la guinda a la comida fue que el propio Pepe Solla escogió los vinos que pensaba mejor podrían ir con la comida... y evidentemente no se equivocó.
Artista, aínda non te recuperaches?
Moi ben a túa historia, pero todo o mundo che notou máis alterado ca vez anterior. Serían as malas compañías? XD
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