domingo, 22 de abril de 2007

Pâques á Paris (o Semana Santa francesa)

Esta semana santa pasada más de uno nos pasamos al norte de los Pirineos. Cocinalia estuvo visitando la Francia Occidental: Las Landas, Burdeos, Dordogne y Bretaña. (Todas las fotos muy buenas, y estoy seguro que Sao Mai no comió nada mal).

Mientras tanto, In Praise of Sardines (a quien no conozco, pero con el que comparto pasión sardinera) estaba visitando París. Y una vez más, continúa dandome sana envidia. En esta ocasión su safari culinario ha comenzado visitando los mercados de París. Mira, otra cosa en la compartimos pasión: me gusta casi más ver a las verduras y animales en el mostrador que luego servidos en el plato. Además, para aquel que tenga ojo fino, comprobará que las verduras y el pescado en París no solo tienen un aspecto envidiable, tienen un precio un poco exagerado. (Por cierto, que confunde un poco los farmer's market californianos con el mercado parisino - que es como nuestros mercados en España). Luego se acerca a visitar unos cuantos Bistros fascinantes. Porque yo creo que uno de los encantos de París son sus Bistro. Otras ciudades tienen restaurantes mejores o peores que los parisinos, pero lugares desenfadados donde se come de maravilla (eso sí, no barato) es muy parisino. Las fotos dan ganas de acercarse a 'Casa Michel' (para comer marisco seguro que Galicia, pero no se le ven malas maneras a estos bretones). Y el desparrame de la envidia es que te invite a cenar Clotilde. Provechoso viaje a París.

Por una extraña casualidad podíamos haber coincidido (sin conocernos ni saber que estabamos por ahí) en el Avant Goût. Porque el 40% de Laconada estaba en París, y aprovechar para hacer la siempre aplazada visita al mejor bistro del barrio. Pero como las buenas tradiciones, una vez más no pudimos, así que ha quedado pendiente la visita. Y es una pena, porque parece ser que la comida en el Avant Goût es excelente (y dicho por un tío que ha catado a buenos restauradores) aunque no haya fotos que lo muestren.

Pero a falta de pan buenas son tortas. Tuvimos una pequeña celebración familiar en Pavillon Montsouris. Completamente de acuerdo con el comentario: tiene una localización con un encanto imbatible, en pleno jardín de Monsouris. Y si encima es un precioso y soleado domingo de Abril, aún mucho mejor.

Nada de pretensiones de crítico gastronómico, tan sólo voy a hablar de nuestra pequeña comida familia y lo gratificante que puede ser comer en París. A mi al menos me gustó bastante, para el que le interese mi opinión.

Uno de los mejores recuerdos de la comida fue el vino que habían escogido: un Burdeos con carácter pero sutileza. (Como ya dije no puedo pretender ser crítico, porque ni me acuerdo de la bodega, ni si quiera puedo especificar claramente su origen, pero si os prometo que estaba muy bueno). Y claro, hace muy buena pareja con un par de generosos medallones de foie gras (de pato). Con el toque saleroso de una mermelada de manzana. Foie entero, de una textura agradabilísima. Una delicia, para los amantes de esta delicatessen. (A mi me pasa como el marisco, que no me llama mucho).

También me gustó (y disfruté más) del plato principal. El risotto a pesar de su extraño color (verde) no estaba nada mal. Pero tampoco era extraordinario. Para mi lo sobresaliente era el cordero asado. Estaba a su punto, pero al estilo francés, id est, poco hecha. Tierna, jugosa. Me sorprendió: diferente a corderos que había tomado en España. Y me encanta probar cosas diferentes.

Pavillon Montsouris: Pavé d’Agneau rôtie parfumé au Romarin, Risotto au vert Tomates confites

No estuvo nada mal la comida. Y aunque no tenga la intención de valorar al restaurante, al menos si creo que se puede decir que el Pavillon Montsouris no trata nada mal al cliente, y es muy honesto con su oferta. No es mala opción para alguno que esté de paso por París.

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