viernes, 9 de noviembre de 2012

Bistrot Paul Bert (Paris)

Hace ya 10 años que me apetecía ir al Paul Bert: ¡10 años! (Aproximadamente). Al comienzo del milenio (que rimbombante suena esto, pero lo cierto es que en 2001 comenzó un milenio), en París estaban todos locos por los Bistrots y NeoBistrots. Entre otros nombres, todo el mundo hablaba del Paul Bert. Fueron pasando los años y nunca tuve ocasión de poder visitarlo.


 Hace unas semanas, finalmente tuve la ocasión, pero no menos tenía una inquietud... luego de tantos años, habrá sufrido todos los síntomas de la moda: ¿precios altos? ¿comida descuidada? ¿trampa de turistas?

El comienzo fue ciertamente inquietante:
Encornet Poêlé, petits poireaux et purée d'herbes
Calamar a la plancha, puerritos en salsa de hierbas
Saint-Jacques à la coque aux champignons sauvages
Vieiras en su concha con setas silvestres
Los primeros no eran demasiado impresionantes, sobre todo en mi caso, que fui por el calamar (seguí el criterio de 'pedir el plato más extraño' a ver con que me soprendían), y lo cierto es que no me gustó mucho (eso sí, me despejé cosa mala porque los puerros pungentes y la salsa de hierbas intensísima). Las vieiras en cambio estaban mucho mejor (de hecho son uno de los platos clásicos del restaurante), aunque a los españoles les horrorizará porque están regadas de ... MANTEQUILLA ... SALADA ... BRETONA. (Gente sin prejuicios lo disfrutará).

Pero, con un cierto retraso, llegaron los platos principales y se ganaron nuestro aprecio:
Blanquette de veau à l'ancienne
Blanquette (un tipo de guiso) de ternera

Entrecôte de boeuf Bearnaise - Frites Maison
Entrecot de buey a la bearnesa con patatas fritas caseras
Aquí por contra mi elección siguió el criterio: 'vamos a un clásico de Bistrot' para ver que nivel daban. El Entrecôte era realmente impresionante: la carne, era tierna, jugosa y sabrosa al mismo tiempo, de impresión. (Eso sí, las patatas caseras, no eran gran cosa).

La blanquette es otro clásico de la cocina bistrot: es un guiso con el toque especial que los ingredientes no se doran. La blanquette del Paul Bert está fantástica, y sobre todo y ese arroz con zanahorias para acompañarlo estaba aún mejor.

A todo esto, ambas raciones eran... si no pantagruelicas, grandes. Nos costó terminarlas, bueno no nos costó, lo hicimos a placer, pero era seguramente más comida de la que podíamos tomar.

A la hora de los postres, nos dejaron conquistados:
Tabla de quesos (Tablón):
Soumaintrain (el que se sirve con cuchara
de lo cremoso que era),
Camembert, Munster,  Comté
Soufflé au Grand Marnier
El criterio para escoger los postres fue sencillo: ver para las mesas que habían comenzado antes que nosotros. Cuando vimos la tabla de quesos (un tablón enorme) no hubo duda, y para aprovechar la posibilidad de probar dos cosas diferentes, tambien postre. Y de los postres los soufflés que veíamos salir de la cocina llamaban la atención. (Nota a destacar: cuando al camarero le indicamos que queríamos pedir queso y postre indicando nuestra intención de compartir ambos, no nos puso ni mala cara, a pesar que podríamos haberles acabado con el queso - cosa que no era posible, porque luego de comer la blanquette y el entrecot estabamos casi sin apetito).  Además con los quesos nos trajeron una nueva cesta de pan (aunque la anterior no la hubiesemos terminado).

Los quesos eran de primera calidad - ¡no tuvieron ningún miedo a incluir Munster en la tabla, aunque en Francia consideran ese queso como bastante apestoso! Si sois apasionados del queso no deberíais dudar en pedir la impresionante tabla de quesos, os pondreis las botas.

Aunque, ¿os vais a quedar sin el Soufflé? El Soufflé del Paul Bert me dejó epatado: BUENIIISIMO. A mi no vayais a pensar que el Soufflé es algo que me haya llamado mucho nunca, pero en este caso, me ha convencido de verdad.

Generalidades:

El restaurante funciona con un menú reducido (5 primeros, 5 segundos, 5 postres) y diversas formulas:  Primero+Segundo+Postre 36€ Segundo sólo 25€, Postre o queso 9€

(Nota curiosa, al lado nuestra había un grupo de franceses que lo planteo de manera muy original: pidieron cuatro segundos (25€ x 4) y 2 postres a compartir (9 € x 2) y luego su vino. Como comenté, los segundos y los postres son tan generosos que se puede cenar a la perfección con esta combinación, y consiguieron un buen precio)

Nosotros fuimos por el menú de 36€ (por persona, 2 personas) y una botella de Borgoña (32€), y nos salió todo a 50€ por cabeza (Si, la suma de todo esto da más de 100€, yo tampoco entiendo como nos salió por un poco menos). Ah, ellos mismos nos ofrecieron agua de grifo de gratis, sin presionarnos para que encargásemos agua mineral.

Lucien Muzard & Fils - Pinot Noir - 2010 
Para terminar, la carta de vinos es muy extensa (más de 120 entradas), con precios a partir de 28€ (pero la mayoría de los vinos estaban en el rango 50€-80€). Había tambien la opción de pedir vino por copas, pero sólo de 3 o 4 botellas.

Valoración:

Si vas de turismo a París, y tienes ganas de probar cocina clásica de bistrot ... recomiendo la visita al Bistrot Paul Bert. Eso sí, para que la experiencia no sea decepcionante, comed lo que se come en un bistrot: CARNE.

Lo bueno:
  • Clasicos impecables (y memorables): Entrecot, Blaquette, Soufflé y Quesos
  • Servicio amable, simpático y pacientes  (Según cuenta mucha gente, en París esto no es tan habitual, y hay que destacarlo.  Pero las 10 o 11 veces que he comido en París siempre me han tratado bien, así que el comentario típico de los turistas sobre los camareros parisinos).
  • Precios contenidos (para la ciudad de la que hablamos, para la calidad y para la cantidad - vayan con hambre)
Lo no tan bueno:
  • Defectillos en los platos: por ejemplo, las patatas caseras no estaban muy allá, mi primer plato no me gustó mucho, ....
Lo que dependerá de como uno se lo tome:
  • Hay gente (en Internet) que protesta porque en el segundo turno de mesas (a partir de las 21:30) te puede tocar esperar hasta que te dejen libre la mesa: si no quieres esperar, llega temprano. Para mi es positivo, porque en el restaurante no presionan a los comensales para que liberen la mesa. Cada cual lo verá a su manera. Nosotros sólo tuvimos que esperar 7 minutos, llegando a las 22:30. 
  • ¡No hay vinos baratos! Pero bueno, es París, y es lo esperable. Eso sí, no creo que se pueda decir que se aprovechen con los precios: el vino que nos tomamos lo sirven al doble de su precio en tienda. No me parece tanto (a otros les parecerá muchísimo, ahí no entro).

Es divertido ver en Internet la polarización que genera este Bistrot (mayoritaria la satisfacción). En nuestro caso, con unos pocos peros, la experiencia fue memorable, el trato excelente y el precio asumible. Lo recomiendo.

Bistrot Paul Bert
18 Rue Paul Bert 
75011 Paris

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