lunes, 30 de diciembre de 2019

Restaurante Niño Corvo

Uno de mis restaurantes favoritos del Casco Vello está un poco apartado... y en parte es por eso por lo que me encanta. A ver, exige tener que caminar un poco más y no tienes plan B (porque no hay otros locales de hostelería cerca), pero a cambio de eso, te libras del tumulto de calle que hay en el resto del Casco Vello.  (Supongo que cuando su cocinero Adrián eligió este local apartado, mucha gente le dijo que no iba a funcionar ... pero han pasado los años y ahí está). 


El restaurante aprovecha el local de una antigua tasta en una casa de piedra, en una calle con bastante pendiente del Berbés... 

 Que por dentro han redecorado de manera minimalista, pero aprovechando muy bien el espacio. Es luminoso y muy agradable. Tiene una parte de barra.

Recomiendo (especialmente en fin de semana) que llaméis para reservar, porque el lugar tiene (afortunadamente) bastante éxito y es muy probable que ya esté completo.

Creo que ya he hablado probablemente demasiado de situación y local, pero yo no voy a los restaurantes a pasear o ver la decoración. Hay que entrar en la comida.




Niño Corvo tiene una carta corta, que va cambiando todos los días como podéis ver en la foto (aunque estoy seguro que hay platos que se repiten de cuando en cuando). La carta está muy enfocada en el pescado, pero ... hay platos de carne.

Para los amantes del pescado crudo, hay siempre una sección de platos de pescado frito (Y me parece una buena idea, porque así el cliente sabe directamente que esos platos son de pescado crudo por si no los quiere, y no hace falta explicárselo).

Yo la verdad le di a lo loco al tema del crudo:

 Comencé con una enorme ostra (se ofrecía por unidad) al saque. Muy buen producto, y como digo la ostra era bien grandota (hasta el punto que no era fácil comerla de una tirada).


Luego le seguimos con un tiradito peruano de sargo.


Luego probé las gyzas de choco.


Para completar la tarta de queso, que como en muchos sitios te la sirven en un tarrito.


En cuanto a la cocina, hay buena matería prima, y en cuanto a las preparaciones, el cocinero no tiene miedo a las técnicas exóticas. Como ya comenté al principio, para los que os guste del pescado crudo (o de los moluscos) hay una dedicación especial a ellos.  Un punto interesante es que toda esta fusión se hace con respeto a los sabores naturales de la materia prima.

Me queda pendiente entrar más a fondo en la cocina de Niño Corvo, pero como comento, siempre me acuerdo tarde de llamar a reservar y suele estar completo. Pero ... toda mi intención es poder volver.

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