Granada con naranja |
Una vez escuché a un frutero explicar que las granadas se comían así, tal cual, como una manzana, enganchándola con los dientes. No me consigo imaginar cómo pero es una forma más de comer una fruta poco evidente.
Yo, el primer recuerdo que tengo de una granada es el de un niño comiéndola en el patio del colegio. La traía partida en cuatro de casa e iba arrancando cuidadosamente grano a grano con el dedo. Aquella imagen me alejó durante muchos años de las granadas, que no eran más que una fruta con un nombre gracioso que se presumía como algo típico navideño y con la que no iba a perder el tiempo. Solo empecé a comerlas cuando me enseñaron cómo, porque el truco de las granadas es no aburrirse desgranándolas.
Yo lo que hago para disfrutarlas es cortar la piel a lo ancho separando dos hemisferios, parto la pieza en dos con un golpe de muñeca y golpeo cada una de las mitades por la parte exterior, como si fuese una campana, con una cuchara sopera. Con los golpes caen gran parte de los granos y los que no, quedan sueltos para que no sea tedioso quitarlos.
Una vez desgranada, cómo comerse la granada va con el gusto de cada uno: si echarla para acompañar escarola, si tomarla sola o con azúcar o, nuestra opción favorita, aderezarla con zumo de naranja, ¡riquísima!
2 comentarios:
Vaia coincidencia. Sabes que na casa mercamos granadas esta semana? E xa sabes que na casa NUNCA mercamos granadas. Vaia coincidencia!!!
Pues yo no tengo nada que ver. Palabrita.
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